newsletter

Hace dos o tres años, todos los sitios web estaban haciendo lo posible para que los lectores les dieran un “me gusta” en Facebook. Hoy en día, gran parte de esa atención se desplazó hacia la obtención de un suscriptor mas al newsletter. Basta con mirar la primer hoja del formulario de suscripción de Mashable, The Verge y TechCrunch. Upworthy se arriesga y pone un formulario de suscripción enorme luego del primer párrafo de cada historia.

Pero, entonces ¿por qué todo este esfuerzo para que los lectores se suscriban a un medio que supuestamente está en su última etapa? Y ¿por qué los lectores, están dispuestos a recibir más correos electrónicos de los que ya reciben?

En primer lugar, el email le da a los editores más control. Joanna McNeil sugirió que los newsletters les dan a los escritores una mayor sensación de intimidad con sus lectores que las redes sociales, mientras que Rebecca Greenfield explicó que la desaparición de Google Reader pudo haber sido un factor determinante para el regreso al email. Ambos son parte de algo más grande: el envío de correo electrónico ofrece a los editores una sensación de mayor control sobre cómo llegan a su público.

Facebook está enviando menos tráfico debido a los últimos ajustes en su algoritmo y a la gran cantidad de cosas que compiten por atención en el feed. Twitter no está filtrando contenido pero muchos temen que eso se modifique en cuestión de tiempo. Sin mencionar otros problemas que podrían aparecer en cada plataforma, como ser expulsado por violar los términos y condiciones, o que el sitio web se rediseñe totalmente y su trabajo pase a ser discutible. O, como sucedió con Google Reader, que desaparezca.

Como mencionamos anteriormente, el correo electrónico le brinda a los editores un poco más de control. Es verdad que el newsletter puede terminar en la carpeta de spam o caer en la trampa de las nuevas etiquetas inteligentes de Google y eso afectará la manera en la que verán su email. Pero si la base de datos es fehaciente y los suscriptores realmente se apuntaron para recibir el newsletter, encontrará la manera de llegar a cada uno, y eso es mucho más de lo que se puede decir de la actualización de un estado de Facebook.

En segundo lugar, los lectores le prestan más atención al correo electrónico. El autor Warren Ellis, que trabajó con newsletters durante años, escribió que su lista para el envío de newsletter tiene una tasa de apertura de 5000 sobre 6865 contactos. Eso es algo excepcional, pero demuestra cómo se puede llegar a mucha gente a través del correo electrónico. Puede que sea más difícil que la gente se suscriba al newsletter que de “me gusta”, pero una vez que se logra, es probable que presten mayor atención al contenido y se alcance más gente en el largo plazo.

Por otro lado, el correo electrónico es multiplataforma. El email es también una manera de llegar a los lectores que utilizan su móvil, sin tener que convencerlos que instalen una nueva aplicación. Funciona en todas las plataformas, desde tablets, hasta futuros teléfonos pasando por una Commodore 64s con acceso a internet por dial-up.

Además, el email guarda todo el “desorden” en un solo lugar. Eso explica por qué los editores quieren que los usuarios se suscriban, pero ¿por qué lo hacen realmente? En gran parte, se debe al cansancio existente de las redes sociales y lo que implica la sobreinformación que hay en ellas, mientras que en la bandeja de entrada del correo electrónico hay un “desorden” que se chequea una sola vez y no una docena, como sí sucede con Twitter o Facebook.

Por último, cabe preguntarnos si el correo electrónico, es la red social original. Durante mucho tiempo, vimos como muchos querían que las redes sociales se parezcan más a los emails, pero resulta que el correo electrónico termina siendo una plataforma de red social en sí. Y si bien, hacer que se inscriban para una cuenta de Diaspora o Identica siempre fue difícil, casi todos tienen una dirección de mail, que tiene características sociales como “responder” y “compartir” (conocido como “reenviar”).

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