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Nos guste o no, a pesar de las nuevas herramientas y estrategias, el correo electrónico sigue siendo el canal número uno en lo que respecta a tasas de conversión en marketing digital.

Algunos datos que muestran la vigencia del reinado del email frente a otros canales: en la actualidad existen 2,5 millones de cuentas en el mundo a través de las cuales se envían más de 192 billones de mails. Al mismo tiempo, el 95% de los consumidores utilizan el correo electrónico y en promedio, cada uno de ellos recibe unos 416 mensajes comerciales por mes.

Justamente en relación a esta temática, el martes se llevó a cabo una nueva edición de los webinarios organizados por amdia y OmLatam, focalizado en la etapa previa al diseño de la pieza, la redacción del asunto, el cronograma de envíos, el balance entre la imagen y el texto, la estrategia o la campaña a llevar a cabo: cómo hacer que nuestros mensajes lleguen efectivamente a la bandeja de entrada y no sean catalogados como SPAM.

La charla estuvo a cargo de Daniel Soldan, Co-Founder de emBlue, Guido Bulay, Business Developer de Masterbase, y Bruna Correia, Technical Account Manager de Return Path. A lo largo del encuentro virtual, los especialistas ofrecieron distintos puntos a tener en cuenta a la hora de llegar a los usuarios de una manera más efectiva.

“La importante no es enviar más sino enviar mejor” afirmó Correia, “las empresas deben concentrarse en trabajar en primer lugar en la segmentación para que cada cliente reciba una pieza que le resulte relevante” agregó.

En este sentido, los tres expertos coincidieron que en los últimos años se está llevando a cabo un proceso a través del cual los filtros de spam cambian de manera permanente. “Hasta el 2009 eran los servidores los que establecían los filtros teniendo en cuenta la reputación del IP, del dominio, palabras, etc. En la actualidad, los filtros están estrechamente ligados a la reputación”, explicó Daniel Soldan.

Este último concepto, no tiene que ver con los grandes servidores, ni con asuntos meramente técnicos, sino con lo que los usuarios califican cómo spam, o como mensaje relevante. Vinculado con esto, aparece el engagement. Los servidores cuentan con las herramientas para verificar cuales son los mensajes con los que los usuarios interactúan, cuales son aquellos que eliminan sin leer y cuales reenvían. En base a estos datos, los filtros son actualizados con el objetivo de “cuidar” a los usuarios de las cuentas, que en último caso, son sus clientes.

“Si antes se trataba de cumplir las normas de los servidores, en la actualidad lo que se intenta es cuidar la reputación, ya que es el usuario el que decide qué es lo que quiere recibir y qué considera Spam”, agregó el experto.

Algunas de las cuestiones a tener en cuenta de acuerdo con Bulay son: que quién envía sea quien dice ser, que las piezas estén armadas de manera correcta, que se sigan buenas prácticas y protocolos, que se esté al tanto de qué es lo que hace la competencia y en última instancia que se trabaje con pruebas y testeos de efectividad.

Uno de los ejemplos que citó Correia fue el de una campaña de email marketing realizada por la firma Pizza Hut. La empresa decidió mandar la misma pieza, con la misma promoción de lunes a viernes durante 4 semanas. El mail era el mismo y lo único que cambiaron fue el asunto, en todas las oportunidades. Luego de un mes, descubrieron que el asunto más efectivo fue aquel en el que pusieron el precio en primer plano y un dato que daba lugar al misterio.

“Efectivamente, de eso se trata: muchas veces en lo que se refiere a email marketing, todo es cuestión de prueba y error. El objetivo es siempre el mismo, hacerle llegar al usuario contenido que quiera recibir con la frecuencia que prefiera. Una vez que esto se logra el call to action dentro de la pieza debe ser lo más claro. Al final de cuentas, es el usuario, quién una vez más decide lo que le resulta relevante”, concluyó Correia.