El video on- line es uno de los formatos que más gana terreno en el marketing digital. Según la consultora Price Waterhouse Coopers (PwC), habrá un 30% más de crecimiento en la tasa del gasto mundial en formatos audiovisuales.

PwC no es la única en indicar esta alza. ComScore publicó de forma reciente un estudio en donde se clasifica a los países en los que la visualización de vídeo en línea fue captando a las audiencias principales. Y nuestro país, Argentina, salió en primer lugar. Prácticamente, casi todos los usuarios de Internet en el país tienen la costumbre de ver vídeos en línea.

El estudio bautizado “ComScore Video Metrix” realizado en el mes de junio nuevamente encontró que nuestro país ocupa el primer lugar en términos de penetración de vídeo, aunque la tasa fue menor (91.1%). Con estos datos, no hay duda que los formatos audiovisuales están en la cresta de la ola en nuestro país. Estas estadísticas son datos prometedores para aquellos que buscan generar contenidos de alto impacto y para los proveedores que tienen la esperanza de poder cobrar por sus servicios.

Según comScore, los usuarios de Internet en la Argentina son más receptivos a pagar por formatos audiovisuales o de vídeo en línea en comparación a los de muchos otros países. En marzo, la consultora Accenture detalló que el 70% de los televidentes en la Argentina declararon que pagarían 5 dólares o más por mes por acceder a contenidos de video bajo demanda.

Pero mientras los espectadores en Argentina parecen estar dispuestos a pagar por ver videos, sitios gratuitos como YouTube todavía se encuentra en el podio. De acuerdo con comScore, sólo en agosto, mil millones de videos fueron vistos en nuestro país, con un promedio de 4,5 horas de visualización por cada usuario.

Accenture también encontró que como espectadores, los argentinos también estamos dispuestos a ver videos en línea en canales comparativamente más antiguos, como un PC o portátil o una TV sin decodificador. En este escenario, el marketing de contenidos es un desafío que vale la pena emprender.

Vía e-Marketer